Supervisión y cuidado: Vigila que los niños coman correctamente, respetando las normas de higiene y seguridad, y atendiendo a situaciones como alergias o posibles conflictos.
Fomento de hábitos saludables: Promueve una alimentación equilibrada y enseña hábitos de higiene y comportamiento en el comedor.
Desarrollo de la autonomía: Incentiva que los estudiantes se sirvan solos, organicen su espacio y gestionen su tiempo en el comedor.
Mediación de conflictos: Resuelve disputas entre los niños de manera pedagógica, fomentando la resolución pacífica de problemas.
Dinamización de actividades: Organiza juegos y dinámicas grupales, promoviendo la socialización, el trabajo en equipo y un ambiente de convivencia positiva.
Promoción de un ambiente positivo: Fomenta el respeto, la empatía y la cooperación entre los niños, creando un clima de confianza y bienestar.